Historia Sanitaria de la Ciudad de Cañada de Gómez escrita por el Dr. Gerónimo Carlos Etchart. Parte 14


INHUMACIÓN DE CADÁVERES

El cementerio local se encuentra ubicado en el límite sudoeste de la ciudad, a bastante distancia del centro de la misma. Este hecho, que se repite, y aun con mayor intensidad, en casi todas las poblaciones es debido a que en los lejanos tiempos en que fueron habilitados existía, en médicos y profanos, el temor del contagio por acción de los cadáveres y por ello se trataba de ubicar los cementerios a la mayor distancia posible.



El de nuestra ciudad está ubicado en un terreno de 30.240 metros cuadrados de superficie; su mayor extensión es de norte a sur con 252 metros, mientras que de este a oeste sus dimensiones son de 120 metros. Este terreno fue donado a la comuna, casi al iniciar se la formación del pueblo, por uno de los primeros vecinos.

Cabe decir que, desde el punto de vista higiénico, está bien ubicado ya que ha sido instalado en un terreno alto donde la primera napa está a buena profundidad y la constitución geológica del suelo es apropiada.


Ha sido defendido de los vientos por nutridas plantaciones de árboles y su aspecto, desde el punto de vista estético, es de una simetría y seriedad realmente ponderables.

El sistema preferido de inhumaciones es en la tierra, donde como podrá apreciarse en las fotografías que van a continuación se ha seguido un criterio de uniformidad y alineación que, nos parece es muy adecuado. También existen varias secciones de nichos y un buen número de panteones de diversas categorías. Anexo hay un pequeño local de sirve de morgue.




El número de inhumaciones, en los últimos diez años, es de aproximadamente ciento cincuenta por año.

CAPITULO VI:

Limpieza de la ciudad.
Alumbrado público.
Molestias sanitarias: olores, polvos, suciedad general, vaciaderos, moscas, mosquito, otros insectos, establos, pocilgas, ruidos innecesarios.
El problema higiénico de la presencia de roedores.
Un problema higiénico: el arroyo Cañada de Gómez





LIMPIEZA DE LA CIUDAD

Se ha caracterizado siempre la ciudad de Cañada de Gómez por el cuidado que se ha tenido por su limpieza, circunstancia que se ha hecho mucho más llamativa a partir del año 1941 en que se procedió a la pavimentación de buena parte de su planta urbana. El que llega por primera vez a ella se sorprende de inmediato por no ver papeles ni desperdicios en las calzadas, siendo también muy característico el prolijo celo que se tiene por sus plazas, muy especialmente la General San Martin que se destaca por el buen gusto de su trazado y el estado de su mantenimiento.

Esta limpieza se ve muy favorecida por el fuerte declive hacia el sud que, a la menos precipitación pluvial, lava la ciudad arrastrando todo el material hacia el arroyo.

Antes de la pavimentación se hacia la limpieza a mano con escobillones, a cargo de un pequeño equipo que en 1902  constaba de un capataz y cuatro  peones, cobrando estos últimos un sueldo mensual que oscilaba entre 35 y 40 pesos.

Es curioso el hecho de que en septiembre de 1902 figura en los libros municipales, la siguiente partida: “A pesos por arreglo de calles $23.26”.

En el año 1915, se agrega para la limpieza un equipo de cuatro regadores con una asignación de $50.- cada uno.

A partir de 1941, ya con pavimentos, se incrementa el interés por el barrido, limpieza y arreglo de calles, aumentando notablemente el rubro correspondiente del presupuesto.

En la actualidad el servicio se cumple con un equipo compuesto de 336 personas así distribuidas: 1 encargado conservación de calles, 1 capataz de peones, 1 peón conservación de pavimentos, 5 regadores, 1 conductor  barredora, 4 basureros, 4 ayudantes de basureros, 15 barredores.-
La limpieza se hace con una barredora automóvil recientemente adquirida y, además a mano con (…)
La recolección de los residuos de la calzada, con carros pequeños de dos ruedas. El riego por medio de cuatro tanques regadores automóviles.

Cabe agregar que la Municipalidad, en su maestranza, tiene una fábrica muy bien instalada, donde se elaboran escobillones, escobas y todos los demás utensilios requeridos para la limpieza como asimismo los artículos de talabartería para los medios de locomoción.

Hay, además, algún personal, afectado exclusivamente al cuidado y conservación de las calles no pavimentadas, cuyos jornales representan un monto anual de $ 100,000.

Parece de algún interés ver cómo ha evolucionado el presupuesto municipal en lo que a limpieza, riesgo y conservación de calles se refiere. En el año 1902 todas estas tareas insumían anualmente la suma de $ 2.933.30. En 1905 se eleva a $4.650; en 1908 a $6.900 y en 1915, al agregarse el servicio de riego a $ 9.300.

El último año en pavimento se gastaron $ 27.840 y el primero con este beneficio  (1942) se elevó a $ 37.920. el presupuesto de 1952 fue de $ 286.846, solamente en este rubro y el del año actual 1953, de $ 325.240.

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