Historia Sanitaria de la Ciudad de Cañada de Gómez escrita por el Dr. Gerónimo Carlos Etchart. Parte 6



NATALIDAD
La evolución de la natalidad en la ciudad de Cañada de Gómez ha despertado muy especialmente nuestro interés y, encarándola desde diversos puntos de vista, ha sido motivo de varios trabajos. Así nos hemos referido a ella en “El problema social de la Denatalidad”, tercer trabajo de adscripción a la Cátedra de Higiene y Medicina Social (1947), “Demografía de Cañada de Gómez”, trabajo enviado al Primer      Congreso Universitario de Medicina, a reunirse en la ciudad de Córdoba, “Crisis de la Natalidad “, publicado en la Revista Científica Matemática” de Lujan (1947) y en la monografía titulada “Problemas de Natalidad y Mortalidad Infantil en la ciudad de Cañada de Gómez” que para obtener el título de Médico Higienista, debimos presentar, en el corriente año, a la Facultad de Higiene y Medicina Preventiva de Santa Fe.


Se explica este interés tan particular, por el hecho de que la natalidad en nuestro medio, como viene ocurriendo en todo el territorio del país,. Y aun  en la totalidad de los países civilizados de raza blanca, está siguiendo un progreso regresivo que , podrá ser encarado como perjudicial, beneficioso o fatal , podrá inclusive ser apreciado desde muy diversos puntos de vista pero lo real, que es algo , que es algo tan llamativo y serio que nos ha parecido digno de la mayor dedicación y estudio.

Entrando específicamente en el estudio de la Natalidad de Cañada De Gómez, aclararemos que siempre nos referiremos, cuando no indiquemos otra cosa a coeficientes, tasas o índices globales es decir que queremos referirnos a “el número de nacidos en un año, por cada mil habitantes de todas las edades”. Aunque hay otros índices, este es suficiente y es el que se usa universalmente, para poder hacer estudios comparativos.

Nuestro estudio se inicia en el año 1901, que registra un total de 339 nacimientos para una población de 6.454 habitantes, lo que nos da un índice global de 53 por mil, que debe considerarse como excelente, ya que indica una muy alta natalidad. Pero este proceso mejora aún en años subsiguientes y particularmente en los años 1910, (466 nacimientos para 8.356 habitantes) y en 1916, (466 nacimientos para 9.895 habitantes): siendo en ambos casos la tasa del 56 por mil.

A partir de entonces comienza un franco y llamativo proceso de descenso de las cifras de la natalidad  que registra sus cifras más notables en 1943, (256 nacimientos para 16.338 habitantes) y una tasa del 16 por mil. El último año estudiado, 1950, indica un ligero repunte ya que se registran 375 nacimientos para una población total de 18.063 habitantes, lo que nos da una tasa del 21 por mil.

Como curiosidad demográfica, hemos de hacer notar que en el año 1949, han sido registrados en la oficina local 467 nacimientos, lo que elevaría la tasa al 26 por mil, pero esta estimación no se ajusta a la realidad ya que el citado año corresponde al primero del Enrolamiento Femenino, circunstancia en que fueron debidamente anotadas en el Registro Civil más de 100 mujeres, cuyos padres habían omitido hacerlo en la época de su nacimiento. Esto debe motivar dos reflexiones: en primer lugar, que estos nacimientos deberían ser correctamente distribuidos en sus años correspondientes y, además que parecería que nuestra ciudad no ha escapado a un curiosos criterio que se sigue en algunas provincias argentinas, especialmente en las del noroeste donde solamente los varones, únicos hijos deseados, son registrados por sus padres.

Una ligera observación del gráfico correspondientes a la Natalidad, especialmente el que agrupa a los nacimientos por quinquenios, que acompaña este trabajo, permitirá apreciar que la de la Natalidad es una línea francamente descendente que ofrece muy pocas irregularidades y que es similar, en términos generales a la de  casi todos los ámbitos de nuestro país y de las poblaciones de raza blanca del mundo entero.

El estudio de las causas de la natalidad es uno de los más apasionantes que puede emprenderse y lo hemos intentado ya en algún trabajo anterior. Baste decir que se invocan los motivos más diversos: médicos, económicos, morales, religiosos, etc. pareciendo que en definitiva, se tratara más bien de un conjunto de tan complejas causas: no hemos de insistir sobre ellos y nos remitimos a la amplísima e interesante bibliografía del tema.

A pesar de ello, saliéndonos un tanto de lo que es habitual en esta clase de trabajos, es nuestro deseo reproducir aquí una experiencia personal sobre el tema que hemos incluido en publicaciones anteriores. Lo hacemos por las siguientes razones: en primer lugar, las anteriores publicaciones permanecen inéditas y además, la encuesta a que nos vamos a referir se refiere a la ciudad de Cañada de Gómez, motivo de ese estudio, por lo que nos ha parecido indispensable incluirla aquí.

En síntesis,  nuestra experiencia fue la siguiente: habiendo observado que los años 1943 y 1944 fueron los que arrojaron las tasas de mortalidad más bajas, en una serie de más de 40 años, (256 nacimientos para 16.338 habitantes en 1943 y 310 para 16.489 en 1944, con tasas del 16 y 19 por mil respectivamente), encontramos propicia la oportunidad para tratar de desentrañar en nuestro ambiente, las causas más importantes de esta acentuada disminución de la natalidad. Programamos y realizamos en 1945 una encuesta que comprendió doscientas familias, elegidas entre diversas clases sociales, todos matrimonios de una efectividad mayor de diez  años y en los que la fertilidad se extendía entre cero y dos hijos.

En esta encuesta se actuó con la discreción  y prudencia que es de imaginar y, en muchas oportunidades, sin informar a los interesados sobre el alcance de nuestros interrogatorios. Facilitó nuestra actuación, nuestra condición de Rector y Asesor Médico del Colegio Nacional “Florentino Ameghino” de esta ciudad y otras actividades docentes que nos permiten estar en permanente contacto con padres y madres por asuntos directamente vinculados con los hijos, lo que permite llevar discretamente el interrogatorio al asunto de nuestro interés.

Los resultados obtenidos han sido comentados, como ya se dijo, en dos trabajos anteriores, (“El problema social de la Denatalidad” y “Problemas de Natalidad y Mortalidad Infantil en la ciudad de Cañada de Gómez”) y, en esta oportunidad trataremos de analizarlos algo más detalladamente.

Las personas objeto de nuestra encuesta, fueron clasificadas en tres grupos, teniendo en cuenta su situación económica: calificamos como discreta a aquellos con entradas mensuales no mayores de $ 600.- para cubrir las necesidades de dos a cuatro y a veces cinco personas); buena con entradas entre $ 600.- y $1.000.- para los mismos requerimientos y muy buena cuando las entradas superaban los 1.000 pesos mensuales. Conviene dejar sentado que esta experiencia se realizado en el año 1945, para que se haga una apreciación real sobre el valor adquisitivo del dinero y las entradas mensuales, para esa época.

Nuestra encuesta se dirigió fundamentalmente a relacionar la nula o escasa fertilidad con una serie de factores, los más importantes de los cuales  y sobre los que siempre interrogamos, fueron  los siguientes: esterilidad, profesión, feminismo, religión, vivienda, economía, y otras causas. También, siempre que nos fue posible, nos interesamos por el uso de medios anti concepcionales y la práctica del aborto provocado.

La esterilidad, imputable a uno u otro cónyuge, ha sido sin duda la causa determinante que ha actuado en los matrimonios sin hijos. Así se nos informó unánimemente y lo consideramos  ajustado a la realidad ya que nos resulta evidente que un hijo, por lo menos, es siempre deseado. El instinto paternal, elemento integrante de la naturaleza humana, en ningún caso se nos apareció como desviado.

El interesante aspecto de la profesión en la mujer, directamente vinculado con el feminismo, da la impresión de ser un factor que no debe subestimarse. Cincuenta de las mujeres objeto de nuestro estudio desarrollan actividades fuera de sus hogares y la  totalidad de las mismas muy razonablemente tal circunstancia como una de las causas determinantes de la limitación voluntaria del número de hijos. En nuestro caso se trataba  especialmente de maestra y profesoras (26 en total); empleadas de comercio y oficinistas, en número de 17, y obreras de diversas ramas de la industria que sumaron 7.

El temor a la maternidad da la impresión de ser otro factor de algún interés ya que es esgrimido con frecuencia en matrimonios con un solo hijo. Las dificultades y accidentes, de diversa intensidad y significación, que se presentaron en el primer parto, aminoran el deseo de nuevos hijos. Tal circunstancia ha sido invocada por dieciocho mujeres encuestadas.

Los factores religiosos no actúan en nuestro caso ya que, con la sola excepción de dos, todas las mujeres consultadas practican la religión católica. Como apreciaremos luego, la militancia religiosa, aún muy activa, no es de ninguna manera un freno para la disminución voluntaria de la natalidad.

La economía es el factor dominante y aparece casi siempre en nuestra encuesta. Noventa matrimonios nos han expresado no tener capacidad económica para criar más de uno y, en todo caso dos hijos. Ha sido motivo de profundas meditaciones tal constatación ya que la mayoría de los que así opinan, gozan de situación económica muy buena, en algunos casos excelente, con entradas superiores a sus necesidades y sin apremios económicos de ninguna naturaleza.



Parecería demostrado que la natalidad crece en función inversa a la economía y, sin duda, el proceso de la denatalidad se ha iniciado en las esferas superiores, económicas e intelectuales y bien sabemos que las únicas familias prolíficas podemos encontrarlas en los niveles sociales inferiores.

Profundizando el interrogatorio aparece, casi siempre un factor muy digno de ser considerado. Todos los padres aspiran para sus hijos un porvenir y, oportunidades, sobre todo de  educación, superiores a las que los mismos han tenido, aun en los casos en que sus éxitos en la vida hayan sido destacables. Esta es una de las explicaciones al hecho de que se permita la llegada de dos niños como máximo.

La vivienda es un factor que no ejerce influencia en el medio que estudiamos qaue puede ser calificado como semi rural. Las casas habitación son en general muy amplias, se consiguen con facilidad y los alquileres son asombrosamente bajos. (No olvidar que nos estamos refiriendo al año 1945).

Si bien es cierto que en la mayoría de los casos la vivienda carece de la comodidad y el confort a que todos debemos aspirar, no lo es menos que por la presencia casi constante de jardines y espacios libres de que están dotadas, son singularmente aptas para familias numerosas y, en mayor proporción, para los niños.

Aunque con mucha insistencia llevamos el interrogatorio por ese camino, ninguno de los encuestados acepto como cierto que un más tranquilo y mayor goce de la vida, vale decir el egoísmo, fuera la causa determinante de su conducta.

Debe destacarse que la totalidad de personas a quienes fue posible interrogar sobre el particular, y que han tomado la determinación de limitar su descendencia, hacen uso de los más diversos medios anticoncepcionales. Tal afirmación basta para corroborar que las creencias y prácticas religiosas no significan un freno de significación alguna.

Consecuencia de todo esto, aparece un grave problema médico social conexo tal de la limitación voluntaria de la descendencia: la práctica del aborto provocado, como medio de interrupción del embarazo.

En asunto tan delicado es materialmente imposible obtener una información que permita sacar conclusiones aun aproximadamente exactas; creemos que tal circunstancia debe haberse presentado a todos los que estudian este interesante problema.

Pero obrando con suma prudencia y alguna habilidad,, confrontando datos obtenidos en diversas fuentes, de encuestadas, pacientes y colegas, parecería, sin que esto quiera significar una absoluta afirmación imposible en la oportunidad, que el número de abortos provocados es, por lo menos, igual al de embarazos que llegan a su término, impresión esta que coincide con la apreciación que, para todo el país formula el Dr. Joaquin Argonz, en su libro “Justicia Social”.

A continuación se encontrara todo el material estadístico correspondiente a este capítulo: evolución  de las cifras globales de nacimientos, tasas por mil habitantes anuales y por quinquenios y decenios, en el periodo comprendido entre 1901 y 1950.


El resto de la compilación estadística ha de encontrarse más adelante al ocuparnos de otros problemas directamente vinculados con este.

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