LA PALABRA ETERNA DEL PADRE EDGARDO MONTALDO


Un barrio quedó huérfano ayer, en la tarde de Navidad. El sacerdote salesiano Edgardo Montaldo falleció a la noche en el sanatorio Güemes y sus restos serán velados desde hoy, desde las 8, en la escuela 1027 (Humberto Primo 5316, y Puelches), uno de los vértices de su enorme obra en el barrio Ludueña. Nacido en 1930, Edgardo Montaldo hizo de su tarea social en el noroeste de la ciudad la razón de una vida que ayer se apagó pero seguirá alumbrando para siempre en esa zona donde los principios cristianos eran letra viva. Desde principios de los 90, el cura advertía sobre los estragos del narcotráfico en los jóvenes de su barrio. Abrió comedores desde la Vicaría del Sagrado Corazón de Jesús, impulsó la organización popular y fue una figura señera para quienes pelean por la igualdad y la justicia social. Fue declarado personalidad distinguida por el Concejo Municipal en noviembre de 2008. Cualquier mención o premio queda chico ante el profundo amor de su pueblo, que lo consideraba inmortal y que hoy se congregará en la escuela que él fundó para rendirle homenaje.[1]












[1] Rosario 12, 26 de diciembre de 2016

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