Chicas bien de casas mal (parte 1)


Parrafeando al excelente tango que hiciera conocido el gran Edmundo Rivero, vamos a recordar parte de la rica historia de las viejas "casas de tolerancia" de la Cañada de principios de siglo veinte.
Estos prostíbulos funcionaron hasta 1932 cuando el entonces presidente Agustín P. Justo ordenó cerrar en todo el país a todos los "peringundines".
En nuestra ciudad esos lugares eran frecuentados por hombres de todas las clases sociales, algunos de ellos llegaron al extremo de dejar su vida por alguna que otra "madame".
Pero leamos lo que decían los medios locales acerca de este tema, por ejemplo El Eco de Iriondo  el 27 de febrero de 1921 publico lo siguiente:

El clandestinismo
Parece decidido el interventor comunal –Florencio Guinle– a dar una batida contra la prostitución clandestina, la cual constituye una inmoralidad y serio peligro. El clandestinismo se ha extendido considerablemente y conviene reprimirlo. Recabará el comisionado el concurso de la polícia para hacer efectivo su propósito.
Las mujeres de honor averiado que alquilan clandestinamente sus encantos fangosos serán detenidas y obligadas a oficializar su profesión. A las que se resistan se les impondrá el correctivo correspondiente.


Desconocemos porque el Sr. Guinle combatía el trabajo clandestino de aquellas chicas cañadenses que alegraban las noches a los solitarios señores, seguramente debe haber existido alguna denuncia de las "casas" habilitadas por ordenanza municipal de entonces.
Sobre el correctivo correspondiente lo dejamos a su imaginación... 

Pablo Di Tomaso

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